martes, 4 de marzo de 2008

Euskadi, al sol de los tejados

(mirando por la ventanilla del coche)
- Javi...¿Aquí no existen las azoteas?.
- Para qué, si no se tiende. Tenemos tejados para la lluvia.
Nunca hasta el otro día había pensado en su belleza y misterio.
Mi primera vez en el norte, norte: Euskadi. Una región, que no un país, demasiado etiquetada, pero de gran riqueza. Mi pena, no haberla visitado antes y permanecer tan sólo dos días. Al no disponer de tiempo, tampoco he podido capturar buenas imagénes. Pero sí he tenido el privilegio de disfrutar de un País Vasco bajo un sol brillante, casi sureño. Por la atención recibida y por el baño de luz, me he sentido como en casa.
Os dejo unos retazos de mi paso momentáneo por varias ciudades.
Playa de la Concha, San Sebastián. Un pequeño rincón para pasar horas y horas escuchando el mar, mirando el paseo, pensar... Me fascinó. Tanto me imbuí en la atmósfera, que una ola - tsunami nos arrastró en plena orilla, cortando el éxtasis ambiental. Mojados de arriba abajo. Una putada...


Paseo marítimo de San Sebastián. Atracciòn para niños. Vida dentro de la vida. Me quedé un buen rato observando los caballitos. Quise subir, pero no me dejaron.


Conexión con el sur desde el norte. Abajo, llovía y el viento impedía salir de casa. Suspendido el concierto en la Alameda. Mientras tanto , yo me dejaba llevar por una calina de febrero insólitamente embriagadora.

Un espejo entre montañas. Quietud total.

Los líderes vigilan los paseos al atardecer.

Mi coleguita Javi, que me cobijó y trató con cariño. Muak!!


Otro momento glorioso. Pintxos!!!. Una perdición de colores, formas y sabores a mogollón. Yo, fiel a mi cerveza, pero sí probé el famoso txangurro. Diosssssss


Peine de los Vientos. Chillida. Impresionante en directo. Contradictoria. Sugiere mil cosas a la vez y la más absoluta nada.



El malecón donosti, como lo llaman algunos. Es curioso el poder del mar en cualquier época del año y lugar.

Azul casi eléctrico. Momento místico. Foto de blog o de libro de catequesis.



The perfect coffee. Vitoria.
En mi vida había visto y probado un café igual.



Bilbo. Callejeando por el Barrio del Arenal. Me sorprendió gratamente esta ciudad. Despejé las nubes grises y oxidadas que tenía sobre ella. Luz, perfección en las formas y espacios abiertos.
El lado humano, templado tirando a frío.


Al pasar por esta fachada, no pude evitar recordar las banderolas del
centenario de los equipos de mi ciudad.
¿Cuánto pesan los sentimientos?


Bella y bestia mole de acero. Fascinante, por fuera y por dentro. Pese a las escasas recomendaciones de visitarla. Pude disfrutar de la exposición temporal "300 años de vanguardia en USA", con sus Warhol, Liechstein, etc... Flipo con la nueva arquitectura con estilo, perfectamente integrada en el casco viejo de la ciudad. ¿Quién dice que tradición y modernidad no pueden convivir?.


El último trayecto antes de coger el avión de vuelta. El tranvía de Bilbao. Nada emocionante, pero con más paradas e itinerario que nuestro Metrocento. Igual de caro, por cierto. El diseño, idéntico. Joooo, al menos imitamos lo bueno.
Euskadi: volveré, para conocerte a fondo.

sábado, 12 de enero de 2008

El Lago di Garda

Días 4 y 5
Desenzano di Garda
Castillo Belvedere (MMMM)
Apartahotel 65€. Muy amplio, limpio, preciosas vistas al lago, muy recomendable.
Difícil de encontrar, está a tomar por culo.
La mañana siguiente debíamos abandonar el hotel Palazzuolo de Florencia para dirigirnos hacia el Lago di Garda, así que fuimos a recoger un coche de alquiler a Europcar (suerte que estaba la oficina al lado) con un cuerpo más malo que un rayo, y emprendimos el viaje de unas 3 horas

Creo que pagamos unos 13 € de peaje en la autopista y llegamos a la turística localidad de Dezenzano di Garda. Nos costó Dios y ayuda encontrar el hotel de los cojones, primero porque allí estaban todos los pueblos pegaínos, como Gines y Castilleja, vamos y los nombres de las calles son los mismos en cada pueblo y yo me había sacado por el google maps el callejero del pueblo de al lado, o sea que imaginaros la de vueltas que pudimos dar hasta que dimos con el sitio...

En fin cuando llegamos nos pareció el paraiso, entre lo bonito y acogedor del sitio y las ganas que teníamos de llegar... Así que descansamos un poco y nos fuimos a un súper a comprar provisiones, ya que yo no podía comer más que arroz blanco y Pax se hizo unos gnocci al pesto...

Al día siguiente me encontraba un poco mejor, aunque muy débil por falta de alimento pero decidimos ir a dar una vuelta por el lago.

Primero visitamos Sirmione, la localidad más famosa y turística de la zona. Y no es para menos.
Sirmione es una península que se adentra por el sur del lago, y cuenta con un pequeño castillo muy bien conservado y con las ruinas de la Villa de Cátulo, un romano muy famoso por esos lares (aunque creo que no era el poeta)....

Lástima que esté lleno de turistas, aunque esto será tónica habitual en todos los pueblos del lago, aún así mantiene parte de su encanto.



Por la tarde decidimos ir a otro pintoresco lugar, San Virgilio (Garda), otra península con otra villa romana llena de cipreses, a las afueras de la localidad de Garda.

Hay que comentar que entoda la zona se ven ruinas romanas muy bien conservadas pero que todo se ha convertido en el típico lugar de vacaciones masificado de turistas, sin ningún reparo en cuidar la estética de las construcciones y cargándose por completo el encanto del lugar, lo cual nos decepcionó bastante.


De todas formas nos estaba encantando la rutita y decidimos continuar hacia adelante hasta Malcesano, que se situaba al pie del monte Baldo. No hay mucha distancia entre unas localidades y otras y vas por una carretera bordeando el lago con unas vistas preciosas.

Lástima que se nos fue haciendo de noche (a las 16.30 se pone el sol) y nos fuimos quedando sin luz. Al final nos hicimos todo el perímetro del lago, tardamos unas tres horas más pero ya era de noche y no vimos casi nada. Una pena, porque había unos paisajes increibles desde el norte del lago (nosotros estábamos en el sur) ya que está todo rodeado de montañas, y la parte más al norte se considera ya, pre-alpina.